lunes, 9 de marzo de 2009

MOTINES EN LOS PENALES...

No tengo la menor duda de que la improvisación en la política causa estragos al más importante nivel. Los panistas tienen un largo proceso en la “grilla nacional”, dejaron a un lado a los hombres de experiencia para cambiarlos por las dogmáticas y violentas surgidas del YUNQUE y de la ultraderecha para sostenerse mal, desequilibrados en el poder y, por ejemplo, tendríamos que recordar aquella declaración de Vicente Fox donde las protestas de los negros sacudía los cimientos de las relaciones entre México y los Estados Unidos, cuando aseguraba que, los indocumentados mexicanos, “realizaban trabajos que ni los negros querían hacer” y bueno, en México, los pentontos le aguantamos esa declaración por cobardes e indolentes ya que en vez de reconocer su fracaso en la generación de empleos y oportunidades para evitar que las gentes empobrecidas y marginadas se arriesgaran en ser indocumentados para “realizar trabajos que ni los negros querían hacer.,” salía con una declaración ofensiva a mexicanos y a negros.
Ahora, queriendo que todo se olvide como se le olvidan sus promesas y sus ofensas, Vicente Fox, insiste a los norteamericanos para que le den una cita con el presidente Obama y poder trasmitirle sus “experiencias para que no caigan en la desesperación y sostengan la economía” y, sin duda, el presidente Obama, hombre de color, se podría olvidar con facilidad de la ofensa de Fox para atenderle y perder su tiempo como si no existieran problemas que resolver, entre otros, el de la seguridad que ahora preocupa a los norteamericanos al punto que, el mismo Obama, quiere implementar y desarrollar nuevos acuerdos con los militares y marinos mexicanos para que puedan tener el control absoluto de nuestra seguridad nacional y pública, porque así, podrán estar “tranquilos” ya que entonces podrán garantizar la seguridad de sus intereses y de sus ciudadanos, norteamericanos claro, sin importar la inseguridad que se genere en contra de los mexicanos y sus intereses. Total, estamos en la compra-venta de la soberanía nacional y los diputados, senadores y “robolucionarios en el poder”, prefieren guardar silencio que solicitar explicaciones de esta entrega de soberanía para condicionarla a los intereses del Norte antes que los nuestros, pero en fin, así comprobamos que existen “vendepatrias” y que éstos salen de la ultraderecha .

Y mientras esto sucede y se habla de la seguridad y otras cosas, no vemos o no queremos ver los grandes y verdaderos problemas que tenemos y pretendemos ocultar: la crisis económica, la desocupación, marginación, insalubridad, analfabetismo, la miseria, enviando por ejemplo al Secretario de Hacienda, Agustín Cartens, “El Gordo” para sus cuates” a lanzar la primera bola en un partido de beis bol en el Foro Sol para que la afición, siempre atenta a las pendejadas de los políticos y de los funcionarios, le lanzara una sonora rechifla comparable a las que recibieran Díaz Ordaz y Miguel de la Madrid y, sin duda alguna, debe darle gracias a que era una afición serena, porque de estar en otro lado le hubieran lanzando la tradicional “agua de riñón” y botellazos que, fácilmente, hubieran encontrado el blanco. Claro que seguramente en Estados Unidos, a Cartens, de lanzar una primera bola en un partido, le hubieran aplaudido o le hubieran dado otra beca para alguna prestigiosa universidad para realizar algún otro doctorado, total, como dice mi hija que terminó el doctorado: “Lo doctor, no quita lo pentonto”…

Y mientras andamos en las ramas y atendiendo a los visitantes en las zonas arqueológicas para que vean las bellezas creadas por nuestros antepasados, los motines en los penales son la nota de cada día y, los responsables solamente se justifican de que se amotinaron los reos porque están luchando por el control del penal, porque no dejaron cambiar a un reo a otro penal, porque los narcos y lo gays tienen el manejo de los negocios dentro del mismo y nadie dice que existe una sobrepoblación en dichos penales de tal suerte que los espacios se comercializan, los mariconcitos venden sus caricias para el placer de otros reos que no pueden pagar para recibir e beneficio de las visitas conyugales, que se venden los “ranchos” porque los alimentos buenos se sacan de los penales para venderlos a los restaurantes y los directores son los que reciben esos ingresos y los que generan las cuotas por visitas, la venta de bebidas, las drogas, las salidas, la renta de celdas, la venta de uniformes, los controles de la protección y en todo este asunto, lo comentamos por experiencia, desde los tiempos de Lecumberri, se maneja el “autogobierno”, pero no porque los presos lo puedan realizar, sino porque las autoridades venden ese control para recibir cantidades multimillonarias hasta el punto que, los funcionarios, se dan el lujo de tomar como amantes a las esposas o familiares de los reos, aún los más peligrosos, porque de otra manera pierden todos sus privilegios. Lo mismo sucede para ingresar o para recibir los medicamentos o la atención médica y es por esa razón que la injusticia se ha convertido en un enorme negocio.
Esto me recuerda, cuando un grupo de diputados que en los tiempos del presidente Adolfo Ruíz Cortinez, para hacerse notar por el presidente, llegaron al Palacio Nacional, porque anteriormente los presidentes despachaban en ese inmueble, totalmente histéricos, declarando a voz en cuello: “Señor Presidente, es increíble pero en México se vende la justicia”. El viejo Don Adolfo, socarronamente, les contestó: “señores diputados, están equivocados, LA JUSTICIA NO SE VENDE, SE VENDE LA INJUSTICIA””. Pero justicia o injustica, la realidad es que los presos están explotados por todos lados, por su custodios, por los funcionarios, por los policías, por los políticos que le hacen al “defensor de oficio”, por sus abogados y defensores, por los prestamistas, por los jueces y funcionarios de los juzgados, en fin, están extorsionados y explotados por los mismos presos que tienen el poder y por mil otros más y, así, todavía quieren que no protesten ni se encabronen, por ello, los policías y los políticos, no se dan cuenta que ante tal desajuste social y tal descrédito y desconfianza a las autoridades, los ciudadanos, en vez de protestar por una fuga de reos que son liberados en un acto paramilitar bien ejecutado, lo celebran, porque es una forma de protestar contra los políticos, los policías, los funcionarios y por todo este desmadre que genera la crisis en México y que, los políticos, no saben ni interpretar ni solucionar.

POLICÍAS ATERRORIZADOS COMETEN ARBITRARIEDADES

En alguna ocasión, alguien me comentaba que contar una buena historia era diferente a elaborar una teoría. Sostenía que historia es algo relacionado con la vida, es más vivo, ilustra más, tal vez, no diga mucho pero sin duda, demuestra mucho. Por esa razón, me comentaba, que los grandes maestros se sirven de las historia, de las anécdotas y de las parábolas y ello sirve más para la comunicación, simplemente, porque se encuentra más cercana a la vida, porque no pretende convencerte sino que te muestra algo lógico y verdadero, te permite persuadir. Una historia, un cuento, te relaja y te llega al corazón. Las historias se escuchan con el corazón, no intelectualmente.
Tal vez, por esa razón, el escribir, obliga a experimentar ; los reporteros, los columnistas, si queremos estar en la línea, tenemos que estar siempre vigilantes y atentos a la realidad. Si tejemos teorías nos salimos de la realidad, de contar historias que lleguen al corazón, no que sean lo que pretendemos ser o alcanzar. Para andar en la bicicleta uno tiene que experimentar las caídas y saber la velocidad donde se sostiene, entre mayor velocidad mayor equilibrio, pero esto no se logra por la teoría simple sino por la experimentación. Las palabras nos indican las cosas, los rumbos, los caminos, pero no son esas cosas, no es el rumbo ni el camino. El hecho de que conozcamos la palabra amor no nos permite experimentar el amor ni ser amorosos. El hecho de que hablemos de justicia no nos hace ser justos o de experimentar la justicia, porque sabemos que son pocos los justos en el mundo y, experimentar, implica y obliga a estar en el ahora y, cuando se sabe hacer, porque se ha experimentado, se puede pensar que tenemos esa experiencia en el pasado y esto nos permite confiar en nosotros. Por todo esto, se recomienda, siempre, sostenerse en el centro. Hay que mantenerse alerta siempre para no perder el equilibrio ni perder la confianza, porque la vida hay se experimentarla y sentirla, así, con la confianza, sabe uno que el resto se resolverá por sí mismo.

Con la violencia y los desacuerdos que vivimos, con las tragedias y los asesinatos, secuestros, violaciones, robos, amenazas, choques, inseguridades, miedos, los policías, dicen, que están espantados y con ese espanto les llega el miedo y el terror. Por vez primera, en mucho tiempo, no habían sentido la inseguridad y la vulnerabilidad en la que se encontraban. Pensaban que eran los dioses, los que castigaban sin más, sin importar lo que fuera la justicia o la razón, simplemente, era la “autoridad”, y por tanto, eran los chingones. Por medio de la prepotencia, las complicidades y corruptelas, sosteniendo la fuerza y la brutalidad de su lado, imprimían terror y miedo a los ciudadanos, así, se aceptó la corrupción y en este sentido adquirieron compromisos que, después, no cumplieron, y de ahí se derivaron las amenazas primero y posteriormente las venganzas, los secuestros, los levantones y los asesinatos. La realidad es que la delincuencia avanza solamente porque la autoridad se asocia y se compromete con ella y, cuando no cumplen con sus compromisos por los cuales reciben mucho dinero, pues llegan las venganzas que ahora vemos suceden en muchas partes del país. No es cierto que los policías y los paramilitares sean asesinados porque es la respuesta lógica y el temor que tienen los miembros de la delincuencia organizada, no, la verdad es que los han asesinado en un clásico “ajuste de cuentas”, porque no cumplieron con lo que se comprometieron o porque les disputaron, no la plaza, sino el negocio.
El corresponsal del Excelsior en León, Guanajuato, Andrés Guardiola, dice: “La policía de este municipio pasa por una crisis de inseguridad sicológica que provoca niveles de violencia enfocados contra la población civil, a partir de la proliferación de ataques contra la “autoridad” por parte del crimen organizado, coincidieron especialistas”
“El Director del Departamento de Gestión Pública de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guanajuato, Fernando Patrón Sánchez, reveló que ante la incapacidad para combatir la violencia, al no poder detener a los verdaderos criminales, la policía trata de presentar resultados y se encamina a quebrantar los derechos de los ciudadanos comunes ante la más leve provocación”.

“El control se desborda, hay un problema más allá de lo sicológico, creería yo, de tratamiento de los cuerpos policiacos por dar resultados. En eso hay un efecto negativo y tienen hasta incentivos negativos de atrapar gente, de controlar, y son los incentivos incorrectos… Los policías son ciudadanos; están del otro lado, pero son ciudadanos y es muy sencillo, porque un policía ahora con el recrudecimiento de la violencia y la pérdida de control, ve a la población como un sospechoso, como el principal enemigo. Eso es muy peligroso, y más si dentro de la preparación hay prácticas inhumanas y de tortura, como lo hemos visto en León”.
Y esto que nos describen sucede en León, es lo que sucede en todo el país, y no es porque los delincuentes extremen la violencia sino porque la delincuencia está incrustada en los cuerpos de seguridad y porque ellos son los que han roto los pactos y los que han desatado la violencia, al punto tal que no es difícil encontrar verdaderos montajes escénicos y televisivos con el afán de mostrar resultados, cuando los gastos, la impunidad, la prepotencia, la violación a los derechos y garantías de los ciudadanos son cosa de todos los días realizados por los cuerpos de la policía o los paramilitares combinados que nos muestran la resurrección de grupos del tipo de la Brigada Blanca que, violando todo y eliminando todos los controles sociales, morales y legales, son capaces de eliminar a cualquier ciudadano con la simple sospecha de que es un delincuente o por la simple acusación de algún enemigo para que sea eliminado o, lo que es más grave, con la orden de desaparición, de secuestro o acusación legal a gente inocente, solamente, porque los jefes son impunes y están protegidos por la orden presidencial de una supuesta guerra que se libra en todo el país, sin ver resultados aceptables por la sociedad. La violencia institucional es un enorme peligro contra la ciudadanía y una atentado a la Constitución y los derechos y garantías individuales y sociales.